Los monos huyen espantados por los helicópteros de un proyecto petrolífero en el Yasuní, evidenciando el impacto de la explotación de crudo en esta parte de la Amazonía ecuatoriana que según científicos cuenta con la mayor concentración de especies del planeta.
"Hace dos años, cuando llegué, no se escuchaban. Desde hace cinco meses se oyen cuatro veces a la semana. Los monos corren asustados, algunos se abrazan", cuenta la investigadora española Sara Álvarez.
Las aeronaves sirven al bloque 31, de donde el Estado espera sacar 45 millones de barriles a partir de 2013, y que está en la reserva Yasuní, a 100 km de los campos Ishpingo, Tambococha y Tiputini (ITT).
Estos últimos albergan 846 millones de barriles del oro negro, 20% de las reservas del socio más pequeño de la OPEP, que ofrece dejarlos bajo tierra para proteger la biodiversidad y a indígenas en aislamiento voluntario y como aporte contra el calentamiento global.
A cambio pide una compensación internacional de 3.600 millones de dólares hasta 2023.
Desde 2011 se obtuvieron 200 millones de dólares, una cifra decepcionante para el mandatario socialista Rafael Correa, quien no descarta su explotación si no se cumplen las metas. Ecuador produce 500.000 barriles por día (b/d) y el crudo es su segunda fuente de ingresos.
El pánico de los monos
Álvarez, quien ha documentado este pánico de los monos dentro de la investigación Proyecto Primate, asegura que la explotación de los bloques 31 e ITT destruirá su hábitat, especialmente por la construcción de carreteras.
"Con los asentamientos viene la caza, en otras zonas se redujo la población. Además, al achicarse el espacio no podrán acceder a algunos frutos", sostiene la experta, que sigue a 35 monos araña.
En el Yasuní -una burbuja de bosque de 982.000 hectáreas- se explota desde mediados de los años 1980 el bloque 16, que produce 45.000 b/d.
Para ello se construyó una vía que según ambientalistas y pobladores afectó a la fauna, flora y fuentes de agua.
Mayer Rodríguez, un guía de 69 años, recuerda que las riberas del río Tiputini estaban repletas de animales cuando conoció la zona hace medio siglo.
Jaguares, tapires y monos
"Había jaguares, tapires y monos por doquier. Quedan muchos, pero nada comparado con lo que había", evoca.
Álvarez desarrolla su estudio en Tiputini, un pedazo de jardín original a 50 km del ITT donde hay otras nueve especies de monos y funciona desde 1995 un centro de investigación de la privada Universidad San Francisco de Quito.
Su director, el estadounidense Kelly Swing, refiere estudios según los cuales el estrés disminuye la reproducción animal.
"El caso de los monos es sensible porque tendríamos menos dispersores de semillas y pérdida de especies de árboles", afirma Swing, quien sostiene que por cada kilómetro de carretera se deforestan 100 hectáreas.
Una investigación de la Universidad Católica del Ecuador asegura que un árbol de 60 cm de diámetro puede almacenar mientras está en pie una tonelada de carbono, lo que equivale a la emisión anual de dióxido de carbono (CO2) de 574 vehículos, cuyo consumo anual sea de unos 60 galones al mes.
Al no extraer el crudo del ITT se evitaría expulsar 407 millones de toneladas de CO2 (responsable del calentamiento), el equivalente a las emisiones anuales de Brasil o Francia.
Por eso el Yasuní hace parte de una zona de dos millones de hectáreas declarada reserva de la biósfera por la Unesco en 1989.
El parque concentra la décima parte de las especies del mundo gracias a su ubicación entre la Amazonía, los Andes y la línea equinoccial, y por haber sido refugio de muchas durante las glaciaciones, afirma Swing.
Esto lo convierte proporcionalmente a su territorio en el de mayor concentración de especies del planeta.
Así, es el hogar de 696 especies de aves, 2.274 de árboles y arbustos, 382 de peces, 169 de mamíferos, 150 de anfibios y 121 de reptiles. Además, hay 100.000 especies de insectos por hectárea, y el potencial medicinal de la reserva es enorme, añade.
Preservar esa riqueza ambiental es un tema sensible en Ecuador, donde la petrolera Chevron ha sido condenada a pagar una multa de 19.000 millones de dólares por daños ambientales causados en la selva amazónica entre 1964 y 1990.
No hay comentarios:
Publicar un comentario