Puyo, 7 de enero de 2013.
Estimados Presidentes de las distintas organizaciones de las bases de la
CONFENIAE:
Se avecina un nuevo año de arduo trabajo y compromiso con nuestras
bases, por lo que es importante que como Consejo de Gobierno Transitorio, al
que se nos encargó en abril del año pasado la tarea de realizar un nuevo
estatuto, reglamento y la propuesta de reestructuración de la CONFENIAE,
compartamos con todos ustedes algunas reflexiones de vital importancia para el
devenir de nuestra labor organizativa:
Luego de estos 9 meses de visitar las bases nos hemos dado cuenta que no
es posible una reestructuración estatutaria y reglamentaria únicamente basados
en la teoría si no combatimos en la práctica todos los procesos de corrupción,
nepotismo, clientelismo, falta de transparencia, centralismo, entre muchos más.
Constantemente, hemos criticado este tipo de prácticas al Estado e
instituciones públicas, movimientos políticos, gremios y otros, pero nos ha
faltado ser más autocríticos con nuestras organizaciones de segundo y tercer
grado e incluso, en nuestras propias comunidades y familias, donde en muchos
casos están enquistadas estas mismas prácticas que criticamos.
La falta de autocrítica -principio comunitario fundamental como elemento
de cambio- no nos ha permitido repensar cuál ha sido y cuál debe ser el rol de
la familia, hombres y mujeres amazónicos, el indígena citadino y lo comunitario
dentro de una sociedad en constante cambio y evolución hacia sistemas sociales
que privilegian el individualismo y el capital por encima del ser humano y la
naturaleza. Son precisamente, estos factores los que hacen que seamos presas
fáciles de las prebendas y el clientelismo que ofrecen los gobiernos de turno,
principal motor del subdesarrollo en el contexto latinoamericano.
Todo esto se ha traducido últimamente en problemas concretos como la
implementación de los proyectos petroleros, mineros y de servicios ambientales
como socio bosque ante los cuales, algunas organizaciones indígenas aun no se
han pronunciado siendo en su lugar, cómplices de consultas sin transparencia e
inconstitucionales implementadas por el Estado ecuatoriano. Frente a estas
circunstancias, no se puede hablar de revolución ciudadana si no revolucionamos
nuestros propios procesos y si al contrario, defendemos ciegamente las tesis de
este gobierno que si bien es cierto ha realizado cambios en políticas públicas,
está lejos de permitirnos un verdadero ejercicio autonómico acorde a nuestras
realidades. La construcción del Estado Plurinacional tenemos que hacerla
nosotros pues si la dejamos hacer al antojo del Estado y la sociedad dominante
con la complicidad de muchos dirigentes e intelectuales indígenas será la nueva
arremetida del Estado colonial que no la hemos cuestionado en sus raíces
fundamentales.
Es importante recalcar que si no trabajamos los poderes locales es
también erróneo buscar el poder de las instituciones estatales. Estos procesos
deben ir juntos y ser consensuados y reflexionados comunitariamente. Lo digo
con absoluta claridad porque es imperativo mencionar que hasta el movimiento
Pachakutik ha sido presa de estos disturbios que entorpecen las decisiones de
concesos de las bases que en algunas provincias y nacionalidades han sido
superadas y que en otras se ha perdido el total control. Resulta entonces,
imprescindible debatir estos aspectos con la sana intención de contribuir a la
verdadera reestructuración de nuestra organización que tiene que pasar por las
distintas esferas de la vida cultural, espiritual y material del habitante
amazónico.
Es urgente el combate cotidiano, tajante y decidido para desterrar estas
prácticas que nos deshumanizan, donde radica el elemento motriz de la
transformación hacia una sociedad más justa de verdaderos hombres y mujeres
revolucionarios. Esta es la difícil pero fecunda tarea que nos compete como
runas, amazónicos, ecuatorianos y latinoamericanos; es un ejercicio de
tenacidad, constancia y consecuencia, aquí radica nuestro compromiso genuino
para el 2013.
¡Fuerza, firmeza y consecuencia para este año nuevo!
Atentamente,
Franco
Viteri.
Presidente
de la Confeniae.
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