lunes, 10 de diciembre de 2012

Un puñal entra, la vida sale

Cédula de Jennifer Ayala Negrete.

Francisco de Orellana.- Su cuerpo yacía inmóvil; 16 puñaladas terminaron con los sueños, planes y expectativas de Jennifer Ayala Negrete, cuyo paso por la vida terrenal demoró 32 años, nueve meses y 16 días.
La muerte, improvisada como casi siempre, se coló en el hogar de Jennifer el domingo 18 de noviembre. Residía en el barrio Doce de Noviembre, calles Ambato y Sergio Sáenz. Se cree que su partida de este mundo se produjo entre las 09:00 y 10:00.
Varios vecinos la vieron en pie por última vez a las 15:00 del sábado 17. Otros la escucharon a eso de las 02:30 del domingo, supusieron que, como en ocasiones anteriores, llegaba a descansar. Jennifer era propietaria del bar Madera Fina, localizado en el Malecón.
Nadie sospechó el macabro suceso que acabó con su existencia, algunos solo pueden imaginar la desesperación, impotencia y dolor que cualquier mortal debe padecer al ser acuchillado. Horas después, las dos señoras encargadas de la limpieza se pusieron alerta porque nadie acudía a la puerta.
Cansadas de esperar respuesta, las dos mujeres llamaron al dueño de casa; unas manchas de sangre en el piso, vistas a través de la ventana, alteraron sus nervios.
Al tanto de lo observado por las doñas, el propietario abrió la puerta del departamento con una copia de la llave; tras constatar las señales de sangre, los tres optaron por avisar a la Policía. Instantes después, los uniformados comprobaron que en el baño estaba el cadáver de una mujer.
Sin perder tiempo, los agentes se comunicaron con personal de criminalística y el Fiscal de turno, fueron ellos quienes confirmaron que el cuerpo inerte correspondía a Jennifer Ayala Negrete, apuñalada 16 veces y estrangulada en el piso del baño.
 Consternación
El cuerpo fue trasladado a la morgue del Cementerio General, donde se le practicó la autopsia, particular del que no se proporcionaron detalles. La víctima era nativa de la provincia de Bolívar, no tenía familiares en la jurisdicción de Orellana.
En cuanto a los vecinos, de la sorpresa pasaron a la consternación; no faltaron las reflexiones, tal vez no escucharon nada porque entre las 09:00 y 10:00 en la ciudad llovía torrencialmente. Jennifer, en tanto, sentía como, en medio de una lluvia de sangre, se le escapaba la vida.
 DATO
El robo habría sido la causa del homicidio, los investigadores encontraron las prendas de la fallecida en completo desorden.

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