lunes, 18 de junio de 2012

El día en que la Centinela 04 se hundió en el Pastaza (la historia no contada)


Nadie logro socorrer a seis mujeres, quienes lograron salvarse por su cuenta



Doña Inés Carvajal sobreviviente del bus que se hundió en el río Pastaza: “No había esperanzas de vivir, las olas del Pastaza eran montañas gigantes”
 

Doña Inés Carvajal y su hija sobrina Mónica Fassler
    Lunes 18 de junio en la ciudad de Puyo con un sol radiante y conectado a las redes sociales desde temprano, empezamos a informarnos e informar por medio de nuestro diario virtual EcoAmazonico.com sobre todo lo que acontece en nuestro país, en el mundo y en nuestra región amazónica,  iniciamos con el susto de un sismo de 5 grados con epicentro cerca de Píllaro que asusto a más de uno en Puyo y que en Ambato hizo que la gente salga de sus oficinas y casas temerosos de nuevas réplicas, hubo varios derrumbos en la vía a Quisapincha a Píllaro y en el paso lateral.

Cerca de las 10 de la mañana, recibimos la noticia parcial de que los sobrevivientes de la Centinela 04 que se hundió en las aguas agresivas del Pastaza, estaban molestos por la falta de atención inmediata de los cuerpos de auxilio de Palora y Pastaza en ese día, en seguida y gracias al contacto recibido entrevistamos vía telefónica a Doña Inés Carvajal quién nos contó todo lo que vivieron las 6 personas que estuvieron a punto de morir, si no hubiera sido por su acción arriesgada de lanzarse a uno de los ríos más grandes del Ecuador como es el Pastaza.

Doña Inés salió el jueves temprano y un poco retrasada hacia Puyo, para proveerse de algunos productos, con la premura del tiempo después de adquirir lo que buscaba, pensó este día le voy a dar una sorpresa a Don Segundo Rivadeneira, voy a llevar un pollo horneado para compartir con él, con quién vive en su finca en el sector de Tashapi, a 30 minutos del puente sobre el Pastaza, puente que administra cerca de 50 años el GAD del Cantón Palora.

Cerca de las 16:30 nos cuenta Doña Inés que no se imagino lo que iba a vivir en los siguientes minutos, después de percatarse que el bus de la Centinela 04 de placas SAD – 129 una vez subido a la gabarra empezó a moverse, la alerta del chofer de que el bus se iba al río, propicio todo el suplicio, la mayoría de los pasajeros empezó a lanzarse al agua incluido el chofer de la gabarra, que al igual que la mayoría lograron llegar a la orilla y poder salvarse, pues la mayoría sabía nadar, destaca además la imagen lamentable de una madre desesperada que al no ver salida lanzo a su pequeña bebe de apenas 7 meses al río, afortunadamente fue rescatada por otro pasajero.

Solamente 6 pasajeros no lograron llegar a la orilla del Pastaza, entre ellos Doña Inés, quien permaneció aferrada a la gabarra mientras esta era arrastrada por la corriente impetuosa del río, no hubo ni bomberos, ni cruz roja, ni policía nacional, ni militares que escuchen los gritos de auxilio de sus compañeras, ni quienes puedan socorrer a estas mujeres, donde además había un pequeño niño Shuar de apenas 6 años, solos y a la deriva nos comenta Doña Inés que lo único que hizo es coger de la mano al pequeño infante y empezar a orar: “Santo Dios ten misericordia de nosotros y del mundo entero”, ella nos cuenta con voz quebrada que no había esperanzas de vivir, pues el puntero que estaba junto a ellas les había sentenciado: “Llegamos al remolino y ahí si ya no es mi culpa”, mientras nos íbamos con la corriente del río había mucha gente en el puente que solamente nos tomaban fotos con sus celulares, nos veían, nos escuchaban y no hacían nada por salvarnos, ni siquiera el personal de la gabarra de la compañía Toachi se compadeció de nosotras, dejaron que el río nos lleve, que falta de solidaridad reclama Doña Inés, ella calcula que 900 metros fueron arrastrados río abajo.

Las chicas empezaron a desesperarse, querían lanzarse al río pero estábamos cerca del remolino, yo solamente iba agachada entre esos movimientos bruscos me “tronche” el pie, yo iba postrada orando cogido de la mano del niño, cuando oí un estruendo, ahí vi cuando el bus de la Centinela se desprendió río abajo, en ese momento la gabarra golpeo con la orilla, se atracó ahí y las chicas lograron saltar nadando a la orilla, que ya no estaba muy lejos, el niño logro  también salvarse gracias a la valentía de ellas, insistían en que salte pero como yo no sé nadar me negué, mientras que el puntero gritaba, que la gabarra ya se estaba moviendo hacia el remolino, que salte, yo cerré los ojos, ore a Dios y salte al río, el remolino me hundió hacia el fondo, logre agarrar una piedra para detenerme, mientras las chicas habían encontrado por casualidad una escoba, puede salir a flote gracias a la ayuda arriesgada de ellas, salí gateando a la orilla, todas nos abrazamos, lloramos y agradecimos a Dios. En ese momento asomo el padre del niño, quién no logro salvar a su hijo, él le dijo la señora me salvo Papá. 

Doña Inés antes de terminar la entrevista nos pide que pongamos en nuestra nota que es urgente colocar canoas de rescate por parte del alcalde de Palora, que los pasajeros pasen por el puente y que el bus se traslade solo por la gabarra y nos pregunta con gran indignación ¿Por qué la compañía no nos ayudo?, eso no lo sabemos, lo que si es verdad es que es momento de modernizar la gabarra y sobre todo que pronto se termine el puente carrozable sobre el río Pastaza.

Esa tarde fatídica Doña Inés logro llegar a su casa ya en la noche, a su finca ubicada a 3 kilómetros del lugar donde fue arrastrada por el río, dice que a pesar de todo, su mochila llegó a casa con todo lo comprado en Puyo e incluso pudo disfrutar con su esposo del pollo horneado en una cena que era diferente, pues sabía a vida, a una nueva oportunidad, mientras que en la quietud de su finca reflexiona sobre la solidaridad humana y Dios.

Por:  Diego Escobar
dxescobar@yahoo.es

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