Nadie logro socorrer a seis mujeres, quienes lograron
salvarse por su cuenta
Doña Inés
Carvajal sobreviviente del bus que se hundió en el río Pastaza: “No había
esperanzas de vivir, las olas del Pastaza eran montañas gigantes”
Doña Inés Carvajal y su hija sobrina Mónica Fassler |
Cerca de las 10 de la mañana, recibimos la noticia parcial de que los
sobrevivientes de la Centinela 04 que se hundió en las aguas agresivas del
Pastaza, estaban molestos por la falta de atención inmediata de los cuerpos de
auxilio de Palora y Pastaza en ese día, en seguida y gracias al contacto
recibido entrevistamos vía telefónica a Doña Inés Carvajal quién nos contó todo
lo que vivieron las 6 personas que estuvieron a punto de morir, si no hubiera
sido por su acción arriesgada de lanzarse a uno de los ríos más grandes del
Ecuador como es el Pastaza.
Doña Inés salió el jueves temprano y un poco retrasada hacia Puyo, para
proveerse de algunos productos, con la premura del tiempo después de adquirir lo
que buscaba, pensó este día le voy a dar una sorpresa a Don Segundo
Rivadeneira, voy a llevar un pollo horneado para compartir con él, con quién
vive en su finca en el sector de Tashapi, a 30 minutos del puente sobre el Pastaza,
puente que administra cerca de 50 años el GAD del Cantón Palora.
Cerca de las 16:30 nos cuenta Doña Inés que no se imagino lo que iba a
vivir en los siguientes minutos, después de percatarse que el bus de la
Centinela 04 de placas SAD – 129 una vez subido a la gabarra empezó a
moverse, la alerta del chofer de que el bus se iba al río, propicio todo el
suplicio, la mayoría de los pasajeros empezó a lanzarse al agua incluido el
chofer de la gabarra, que al igual que la mayoría lograron llegar a la orilla y
poder salvarse, pues la mayoría sabía nadar, destaca además la imagen
lamentable de una madre desesperada que al no ver salida lanzo a su pequeña
bebe de apenas 7 meses al río, afortunadamente fue rescatada por otro pasajero.
Solamente 6 pasajeros no lograron
llegar a la orilla del Pastaza, entre ellos Doña Inés, quien permaneció
aferrada a la gabarra mientras esta era arrastrada por la corriente impetuosa
del río, no hubo ni bomberos, ni cruz roja, ni policía nacional, ni militares que
escuchen los gritos de auxilio de sus compañeras, ni quienes puedan socorrer a
estas mujeres, donde además había un pequeño niño Shuar de apenas 6 años, solos
y a la deriva nos comenta Doña Inés que lo único que hizo es coger de la mano
al pequeño infante y empezar a orar: “Santo Dios ten misericordia de nosotros y
del mundo entero”, ella nos cuenta con voz quebrada que no había esperanzas de
vivir, pues el puntero que estaba junto a ellas les había sentenciado: “Llegamos
al remolino y ahí si ya no es mi culpa”, mientras nos íbamos con la corriente
del río había mucha gente en el puente que solamente nos tomaban fotos con sus
celulares, nos veían, nos escuchaban y no hacían nada por salvarnos, ni
siquiera el personal de la gabarra de la compañía Toachi se compadeció de
nosotras, dejaron que el río nos lleve, que falta de solidaridad reclama Doña
Inés, ella calcula que 900 metros fueron arrastrados río abajo.
Las chicas empezaron a desesperarse,
querían lanzarse al río pero estábamos cerca del remolino, yo solamente iba
agachada entre esos movimientos bruscos me “tronche” el pie, yo iba postrada
orando cogido de la mano del niño, cuando oí un estruendo, ahí vi cuando el bus
de la Centinela se desprendió río abajo, en ese momento la gabarra golpeo con
la orilla, se atracó ahí y las chicas lograron saltar nadando a la orilla, que
ya no estaba muy lejos, el niño logro también
salvarse gracias a la valentía de ellas, insistían en que salte pero como yo no
sé nadar me negué, mientras que el puntero gritaba, que la gabarra ya se estaba
moviendo hacia el remolino, que salte, yo cerré los ojos, ore a Dios y salte al
río, el remolino me hundió hacia el fondo, logre agarrar una piedra para
detenerme, mientras las chicas habían encontrado por casualidad una escoba, puede
salir a flote gracias a la ayuda arriesgada de ellas, salí gateando a la
orilla, todas nos abrazamos, lloramos y agradecimos a Dios. En ese momento
asomo el padre del niño, quién no logro salvar a su hijo, él le dijo la señora
me salvo Papá.
Doña Inés antes de terminar la
entrevista nos pide que pongamos en nuestra nota que es urgente colocar canoas
de rescate por parte del alcalde de Palora, que los pasajeros pasen por el
puente y que el bus se traslade solo por la gabarra y nos pregunta con gran
indignación ¿Por qué la compañía no nos ayudo?, eso no lo sabemos, lo que si es
verdad es que es momento de modernizar la gabarra y sobre todo que pronto se
termine el puente carrozable sobre el río Pastaza.
Esa tarde fatídica Doña Inés
logro llegar a su casa ya en la noche, a su finca ubicada a 3 kilómetros del
lugar donde fue arrastrada por el río, dice que a pesar de todo, su mochila
llegó a casa con todo lo comprado en Puyo e incluso pudo disfrutar con su
esposo del pollo horneado en una cena que era diferente, pues sabía a vida, a
una nueva oportunidad, mientras que en la quietud de su finca reflexiona sobre
la solidaridad humana y Dios.
Por: Diego Escobar
dxescobar@yahoo.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario