Los
participantes en los deportes ancestrales amazónicos tuvieron que correr
descalzos sobre piedra y barro. Trepar una liana (bejuco), lanzar una pesada
lanza de chonta y medir sus fuerzas con una cuerda y para defender a sus
aguerridos equipos. Los juegos ancestrales de la nacionalidad Shuar se realizan
desde hace medio siglo en la Amazonia. En esta ocasión, las competencias se
desarrollaron en un torneo informal en la comunidad shuar de Tawasap, en Morona
Santiago. Fueron una parte del entretenimiento de una ceremonia ritual con la
ayahuasca que se efectúa en enero. La ayahuasca o Nateem es un bejuco que
cuando se bebe en infusión tiene efectos alucinógenos y medicinales de limpieza
del sistema digestivo y nervioso. Las competencias se efectuaron en la
comunidad de Tawasap, nombre que alude a una corona de plumas exóticas
exclusiva de los jefes. Está en la parroquia 16 de Agosto, del cantón Palora,
en el norte de esa provincia a una hora, al sur de Puyo, capital de Pastaza.
Está asentada sobre una colina llamada Arutam Mura que significa Montaña Sagrada. La mayoría de sus 1 000 habitantes está distribuida en 17 comunidades. Uno de esos
poblados es Tawasap.
Ahí habita la familia de
Tzama Stalin Tzamarenda, un líder de 42 años, que promociona el ecoturismo y su cultura ancestral.
Esto es su vestimenta, lengua (shuar-chicham), medicina natural, vivienda y
forma de vida. También su dios Arutam que, según ellos, está dentro de las
cascadas sagradas de la Amazonía. Los deportistas se concentraron en la cima de
la Montaña Sagrada. Era una mañana tibia después de una noche en la que cayó una copiosa lluvia. Al amanecer se sentía la frescura del aire puro que produce el bosque
tropical. Entre los equipos participantes había turistas que
llegaron desde Chile, Argentina, Colombia, la Escuela de Formación de Soldados
Iwias (Demonios de la selva) que tiene su sede en Shell, en Pastaza y el equipo
local con integrantes de la nacionalidad shuar.
Ninguna de las delegaciones tenía uniforme. Todos actuaron
con ropa informal a excepción del uniforme militar de los Iwias y el traje de
los shuar que consta de un itip, que es una especie de tela blanca con negro en
forma de falda elaborada con algodón. También usan grandes collares (esandi)
que se cruzan sobre el pecho. La primera competencia fue la carrera de
descalzos. Tzamarenda dio las reglas. Debían correr dos kilómetros entre un
sendero selvático en donde hay tramos de filudas piedras, pendientes fangosas y
otros tramos donde la hojarasca se mezcla con el barro. La condición era que
debían llegar hasta el río Yawinst.
A las orillas de ese afluente estaba un
juez, quien les entregaría una pequeña
piedra. Era la señal de
que llegaron a la primera meta y debían retornar a la Montaña Sagrada, la llegada definitiva de esta fase. En
esta competencia el ganador fue Klínger Yautico Guajuyata, de 16 años. Él se
impuso ante los competidores pese a que resbaló en una de las pendientes y tuvo que dar un
trampolín para recuperarse . Quedó todo enlodado.
Así venció a la experiencia y formación de los soldados Iwias. Los improvisados
deportistas extranjeros se lamentaban del dolor, las llagas y las leves heridas
que les causó la carrera atlética. El segundo deporte fue más divertido y con
menos esfuerzo. Se trató del lanzamiento de una pesada lanza de chonta. De una
madera muy dura y de color negro con café que se usa además para muebles y
artesanías nativas. Para sorpresa de todos, el triunfador de esta etapa fue el
joven chileno de 19 años,
Juan Pablo Arriagada. El deporte ancestral que atrajo la mirada de lugareños y extranjeros fue la trepada de la liana. El
ganador fue Nanki Tzamarenda. Su nombre significa ‘Dios de la lanza’. Él
trepó una liana en forma de trenza de 12 metros de
largo en 12 segundos.
Por favor necesito contactarme con Stalin Tzama. Escribir a mi correo karenfabioladm@gmail.com
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