La decisión busca, además de garantizar electricidad para los ecuatorianos, contribuir con el protocolo de Kioto, poniendo en práctica el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) para mejorar el ecosistema, modelo en el que se enmarca el proyecto Coca Codo Sinclair (CCS), ubicado en la Amazonía ecuatoriana, el cual cubrirá el 36% del consumo de energía del país.
La hidroeléctrica beneficiará en la reducción de la emisión de 4 millones de toneladas de CO2 anuales al desplazar la electricidad a base de combustibles fósiles y mantendrá su compromiso de cuidado con el ambiente, según Javier Salvador, subgerente técnico de Coca Codo EP.
Más allá del propósito de generación de energía limpia, Coca Codo Sinclair garantiza el adecuado uso del área donde se despliega la construcción de su central.
Al constituirse en la mayor obra de infraestructura eléctrica del país, “el proyecto ha obtenido de los organismos competentes las concesiones y licencias correspondientes que certifican su estricto apego a las norma ambientales que rigen en el país”, manifestó Cecilia Bolaños, técnica de la obra. A la vez indicó que estos permisos le han costado a la empresa dos millones de dólares.
Las licencias de aprovechamiento forestal especial, y la autorización para investigaciones arqueológicas han sido otorgadas para todos los componentes de este magno proyecto: vía a casa de máquinas, vía al embalse compensador, ventana 2, la obra de captación y el proyecto hidroeléctrico total.
Además tiene las concesiones mineras de libre aprovechamiento de materiales para su construcción y ejecuta un plan de manejo ambiental.
Impactos mínimos
El impacto ambiental se minimiza porque sus obras más importantes estarán en subterráneo, tales como: casa de máquinas que contempla una caverna de 192 metros de largo, 26 metros de ancho y 50 metros de altura y el túnel de conducción de agua de 24.85 km, y porque captará el agua directamente desde el río, lo que se denomina “central a filo de agua”, evitando así inundaciones.
El proyecto captará 222 metros cúbicos por segundo del caudal del río y el agua restante seguirá su curso. Mientras que el agua ocupada para producir la electricidad, luego se su utilidad será devuelta al río para no reducir el caudal y sin ningún tipo de contaminación, explicó la técnica Bolaños.
Protección de cuencas hidrográficas
Protección de cuencas hidrográficas
Para permitir la producción de energía durante 50 años, que sería la vida útil del proyecto, la empresa contrató un plan de manejo de cuencas que comprenderá el estudio de las subcuencas de los ríos Quijos y Salado, incluidas 65 microcuencas que aportan al caudal del río Coca.
El área de influencia de las cuencas hidrográficas está ubicada entre las provincias de Napo y Sucumbíos, sobre un área de 3.700 kilómetros cuadrados, “por lo que el manejo supera el ámbito ambiental y tiene alcances sociales, políticos y económicos diversos, lo cual lo ubica como un verdadero plan integral”, indicó Jaime Salvador, subgerente técnico de Coca Codo Sinclair EP.
El 82% de esta superficie está dentro de áreas protegidas y el 18% está ocupado por asentamientos humanos. Además el plan determina la señalización de diversas tipologías, desde mapas productivos, sociales e identificación de potenciales y riesgos como los procesos de erosión, afectaciones sísmicas, volcánicas y demás.
Trabajo con la comunidad
Coca Codo Sinclair EP, desde el inicio de la construcción del proyecto entró a realizar un trabajo muy estrecho con la comunidad para identificar demandas y necesidades.
Francisco Erazo, jefe de responsabilidad social del CSEP, indicó que junto al Ministerio de Agricultura y el Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (INIAP) trabajan en la capacitación de técnicas agrícolas con los campesinos de la zona para el cultivo de naranjilla, tomate de árbol y granadilla, actividades que se han podido coordinar en un trabajo conjunto con las autoridades parroquiales.
Además la empresa ha contribuido en obras de desarrollo social y comunitario, trabajado a través de proyectos con los municipios de Quijos y Gonzalo Pizarro para la dotación de aulas escolares, alcantarillado y agua potable.
El Telégrafo
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